Este bien podría haber sido el subtítulo de la más reciente publicación de Alí Benítez. Aunque habría que entender bien el porqué. Sin duda alguna me parece que Alí, del mismo modo que la escritora SinKuerda, y los escritores Mauricio Ocampo y El juglar, son representantes no de una vanguardia como antaño pudiera entenderse el término, sin embargo, lo son no por la innovación de géneros sino por la novísima crítica que elaboran en sus textos sobre literatura, sociedad y cultura en general. Destaca ahora la producción literaria de Alí Benítez: “Defecto”, una hibridez entre prosa, lirismo y flujo de conciencia que al lector pudiera parecer desparramada en la vaguedad. No obstante, el haber conocido de antes al poeta, el haberlo leído de otros textos más tirados a la narrativa cuentística, me permite decir que interpreto su texto como el culmen de todas las fuerzas críticas en literatura. Lograrlo del modo en que lo propone Alí no es cosa fácil, aunque así parece cuando leemos “Defecto”. En primer lugar, la construcción de sus textos nos bombardea de aporías, paradojas, ironías, contradicciones que nos dejan precisamente en el mismo lugar de partida, pero, esto no significa que nosotros, cuerpos en poiesis, no nos movamos en todas direcciones orientados por la palabra mordaz y aguda de Alí, sino que, inmersos en el ir y venir de esta estructura seudo laberíntica, somos, a la par de la propuesta estética, sujeto-objetos de la propia ironía. No escapamos a lo mismo que dicen los poemas, puesto que nos envuelve de tal modo en los signos de sus palabras, que terminamos justamente en donde los significados de los textos, en el punto cero, en la suma de todas las fuerzas poéticas. Esto resulta de gran interés, porque el propio Alí dice: “[…] no es que no importe, es que importa demasiado y no importa nada; es que cuando hablo de todo estoy callando totalmente,” (p. 16). Así, la poesía del proyecto “Defecto” me lleva una vez más a dos frases con las que personalmente me empato a su propuesta estética de Alí Benítez, la primera, que la he dicho hace ya algún tiempo: “la vida es tan importante como para tomársela en serio”; y la otra: “que todos vivan en sus errores, que yo moriré en los míos.” No es acaso el absurdo, la paradoja o la ironía en la poesía lo mismo, en sus debidas proporciones, que aquello propuesto por Newton: La suma de todas las fuerzas es igual a cero. Así, no importa cuanto hagamos, la literatura es nada y es todo como Alí lo trae a la luz de quienes quieran entender de este modo el mundo literario. Leamos pues el “Defecto”-efecto y calculemos en las interpretaciones el grado de entropía con que percibimos el mundo propuesto por Alí Benítez, porque como él dice, de cualquier modo “existir es automático”.
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