Tal vez, advierto desde el vamos, esta sea una publicación
que no muchos van a considerar de interés, ya que se enfoca a las personas que
profundizan en el oficio de escribir.
Vamos a dividir tres fase para colgarse del título de escritor,
no las digo yo, son las que se dicta allá afuera de esta virtualidad; grupos de
personas enfocadas en esto, artículos, incluso, periódicos de talla mundial
como El País han dado opiniones sobre qué te hace escritor. Se decantan en lo
mismo, postulan dos líneas: la persona que vende libros y su nombre
aparece en la portada (esto deben tenerlo en claro, la acción de vender) y la
otra línea es la persona que sólo escribe, fin.
Podría ser, pero como dije antes, veo tres fases. Desde mis plumas,
la primera es bastante obvia, es escribir. Para esto, no sólo requieres de
saber poner una letra delante de la otra, debes comprender el fenómeno de la
escritura en tu lengua madre y el fenómeno de la escritura de tu lengua madre y
cómo ésta responde a su entorno; esto te genera la responsabilidad de qué
palabra usar, no es lo mismo usar mártir o pasión sabiendo su raíz, o usar la palabra
bizarro, o confundir conceptos tan básicos como decir que los aztecas y los
mexicas son lo mismo o que la cultura prehispánica de nuestro México tenía dioses
o deidades; saber escribir implica esa responsabilidad para con uno mismo, de
conocer, saber cómo resolvieron otros autores ciertos temas o cómo los
abordaron; reconocer que llegas a ellos buscando casos análogos para avanzar y retirar
nudos, tal vez, hasta romper amarres y hacer los propios, pero escribir exige
conocer escribir. Esto, de hacerse correctamente te desnuda para observar tu
propia voz y esa voz es sumamente honesta con lo que salga de tu mente.
Hasta aquí la primera fase, ¿todo bien, no? Cualquier
persona me dirá que lo obvio, ahora vamos a lo que se pone un tanto turbio. La
segunda fase está en crear tus nichos, es decir, ¿quién te va a leer? No creo
en los escritores que se anuncian diciendo “escribo de lo que siento” y los que
gritan “escribo para todas las personas”. No lo creo, la primer frase suena a
lo que postean en Facebook de “pues pongo lo que quiera en mi muro, si no te
gusta, pues bloquéame, soporten”… y la otra es como dejar cuchillos, fósforos, pólvora,
alcohol, agua, pan, vino, dulces en una banqueta por el hecho de que puedes
hacerlo, sin importar quién los tome o el uso que le den a esos objetos. Yo lo
veo irresponsable, ya que uno no sabe quién nos leerá y sentirá esa voz dentro
de su pecho, sentirá que no está solo, sentirá que alguien más comprende lo que
siente o se identifica con lo se propone en letras; nunca lo sabes, si escribes
porque te sale del poto, cuidado… si escribes muy para todos, cuidado, también,
ya que eso augura cero esfuerzo o esa hambre de seguir explorando en tus
letras.
De eso habla esta segunda fase, qué harás y para quién lo
harás, ¿para que sólo te lea tu grupito de amigos? ¿escribes para que te lean
desconocidos? ¿Tu familia? ¿una persona? ¿Es más, tú lees lo que escribes? ¿Todo?
¿Para quién? Resolviendo esto, sabrás tu alcance, tal vez sólo te lean
intelectuales y sólo ahí quedarán tus letras, nadie más, sólo personas con
cierto nivel de cultura y de ahí no pasarás… o personas desconocidas que soñarán
con conocerte y decirte “gracias, salvaste mi vida”. ¿Para quién escribes? ¿Para
qué personas escribes? ¿Qué escribes?
Creo aquí ya se queda en claro el título de esta
publicación, ¿no? Pero vamos con la tercera fase que la libre ya está suelta, es
hora de atraparla. En la última fase, dejando a un lado la acción de vender
porque si optas por escribir a desconocidos y a cierto sector, te van a comprar
tu libro o tu material, lo van a adquirir, postear, recomendarte en todos lados
y dirán a otras personas lo bien que les hace tu trabajo; si escribes de manera
honesta, comprometida y responsable, venderás fácil si es que esa es tu
intención. Si sólo te enfocas en existir para escribir, vale, es válido… pero la
tercera fase, creo yo, la más importante para ser escritor: enseñar. Si no
regresas parte del conocimiento que has adquirido, es decir, ser mentor,
profesor, asistir, corregir, comprender, abundar o fortalecer la escritura de
otras personas, ¿cómo puedes ser escritor? Recordemos lo siguiente, la
literatura es un arte y como tal se debe a la sociedad, a las personas, por
ello es necesario mantener la estafeta lista, avivar la flama de la curiosidad
y fomentar ese deseo para escribir; no basta con la existencia del material
escrito, también se debe contribuir en forjar a la nueva generación para que
consolide su propia voz y no replique discursos o le abras la puerta a tu
cámara de ecos; no se vale enseñarles a vanagloriarte y sentarte como deidad, enséñales
a tener pensamiento crítico, resolver problemas, ser creativos y preservar esas
ganas de escribir con tanta fuerza que sientas aprendes de la nueva generación.
Mira, tal vez dije mucha paja para la pregunta “¿Para quién
escribe el escritor?” y la respuesta es: para personas que leen. Punto. Es verdad,
¿quién lee? Personas que leen; además, personas que leen en tu lengua; además,
personas que leen, leen en tu lengua y tienen acceso a la lectura; además…
personas que leen, leen en tu lengua, tienen acceso a la lectura y tienen el
privilegio de la lectura, ya que requiere de tiempo y no lo “mal gaste”
trabajando para sobrevivir al día (fue sarcasmo lo entrecomillado, por si no se
notó).
Sé honesto contigo, con tus letras y responsabilízate por lo
que vas a entregar; recuerda que la literatura es el único arte que necesita de
una instrucción previa: leer. Las demás no, la música, el teatro, la pintura,
arquitectura… sólo necesitas de tus sentidos y percibir lo que está en el
escenario, en el muro, en el espacio, escuchar, para tener sensaciones; con la
literatura debes saber leer para entender el código dentro de cada página, me
refiero a esto como espectador, cualquier persona escucha música y siente algo,
u observa una pintura y siente algo, si una persona que no sabe leer, ¿qué
siente al ver lo que nosotros sabemos son letras? No olvidemos que literatura es comunicación.
Posiblemente he invocando tormentas de arena, grasa rancia derramada
o madera comenzando a arder con sumo odio, pero es necesario el debate: ¿Para
quién escribe el escritor?
Escrito por Luis Antonio González Silva (@cuervocaos)
para Palabra Divergente. 14 de diciembre de 2022.
Photo by @alvaroserrano
2 Comentarios
Pensar en "escribir para vender", es una contradicción y antítesis de la escritura misma. Es una ruptura de la contemplación como elemento real de la creación literaria, desde lo ontologico procreativo, para codificar lo que se escribe y al escritor mismo.
ResponderEliminarCon esto no niego el libro como mercancía, pero una cosa es la acción de escribir y otra la de vender lo escrito. Saludos
Errata: en lugar de codificar, es cosificar
ResponderEliminar