¿Alguna vez te has preguntado si el lugar dónde estás
es el correcto? ¿Si tu vida es otra? ¿Te has puesto a pensar que no eres de acá,
no encajas, buscas a tus iguales? Es normal, es parte de tu identidad o
búsqueda de la misma. La pregunta que nos debe convocar es: ¿qué identidad
merezco?
No nos abrumaremos con mambos existencialistas o el
meme en turno, pero estamos viviendo épocas bíblicas de la internet que nos
dominan tanto, al punto, donde hemos ganado un collage de elementos pop
que se decantan en el contrapop.
Es una palabrita que vamos abrir como se hace con un
hilo o como se hace con un melón. Iremos por partes, primero al analizar el
prefijo “contra-“, el cual (para no liarnos tanto) es el elemento que denota
una oposición o contraposición, para ello tenemos algunos ejemplos, tales son
contraespionaje o superposición; contraventana, contrachapado, palabras que
abundan en nuestro léxico y que las decimos así sin tregua sin profundizar a más
como “Contracultura”.
Ésta última, según Theodore Roszak por el año de 1968,
definió Contracultura como el movimiento social y cultural caracterizado por la
oposición a los valores culturales e ideológicos establecidos en la
sociedad. Recordemos que se habla de 1968, un buen año para analizar, no por
ahora, pero tengamos muy en cuenta esa definición.
Ya tenemos el prefijo “contra-“ y un ejemplo claro de
su uso en un entorno social, ¿contrapop? Se intuye que es la oposición al pop, el
cual nace como un género musical sencillo y de fácil consumo en la década de
1960, hoy en día es el crisol dónde van a caer todos los géneros musicales para
su comercialización, no es malo, por el momento; añadiendo que este término es
el acortamiento de la palabra popular; con esto, sabemos que todo
lo popular y de fácil consumo para su distribución, es pop.
Acá ya sólo es sumar dos más dos y tenemos CONTRAPOP.
¿Cómo podemos definirlo sin tanto? Desde mis plumas puedo argumentar que el
contrapop es todo aquello que se opone a lo establecido por la generación
anterior, hablando en el terreno de lo comercial, lo que antes era de “culto” o
considerado “friki” o “inadaptado” hoy es la tendencia. El contrapop no puede
existir sin el pop, de no cumplirse esto, se convierte en pop. ¿A qué voy con
todo esto?
Parece una definición sacada de una fiesta a la hora
de las brujas para esperar el amanecer en una vereda, y sí. Desde septiembre de
2007 con la emisión del sitcom Big Bang Theory (Warner) se fue postulando la
nueva norma, “lo friki”, “geek” u “otaku” se consolidó con poder para que hoy
en día hasta se ve mal el no consumir algo de anime, manga, cómics… series de
televisión enfocadas en el consumo y generación de nichos (o nuevas religiones,
en algunos casos, con comportamientos sectarios); el mercado televisivo y cinematográfico,
sea convencional, cable o vía streaming, domina nuestra perspectiva en búsqueda
de identidad. Para muestra inmediata tenemos la serie de Merlina (Netflix,
2022) o Dahmer (igual de Netflix), y puedo brincar a otros canales de streaming;
el cine igual, Marvel/Disney dominan el mercado y nos abruman con ello; un ejemplo
es la película “Black Panther: Wakanda Forever” (2022), me dirán que se hace un
tributo a las culturas prehispánicas, que los actores tienen piel morena, que
se basaron en investigadores muy respetados en su nicho para hacer una entrega
digna y que en los créditos de la película se coloca esa colaboración, pero es
Disney; es decir, ¿tuvo que llegar una casa productora estadounidense que vela
por dinero para “dignificarnos” como herederos de la cultura prehispánica? Pues sí, eso pasó. Disney lo hizo por dólares,
de querer impulsar la identidad nuestra, donaría recursos para que nosotros como
país hagamos cine, otra muestra, Namor (personaje, sea por quien sea
representado en cine) no tendrá película en solitario por contrato con
Universal Studios.
Lo que creemos es “diferente” y nos identifica, es decir,
lo que se opone al pop o a lo establecido, es el contrapop; no podría decirse
que es el nuevo pop o newpop. No es malo que te identifiques con Merlina, o con Namor, o con los Targaryen, o perteneces a la Casa de Slytherin… no tiene nada de malo, además, ustedes son
mayoría hoy en día, los que no pertenecen a un fandom, mejor dicho, a una corriente
contrapop, son los “raritos” o los lanzan directo al club de los mamadores.
Queda claro que el contrapop es aquello que se opone a
lo establecido por la generación anterior, esa generación que menospreciaba y aislaba
lo friki y lo geek; lo que en su momento era lo ajeno, hoy es la norma; sabrán
de casos donde personas fueron humilladas o perseguidas por ser amantes del
anime o seguidores de los cómics; hoy existe ese orgullo por ser contrapop,
aunque no lo llaman como tal, siguen diciendo que es underground o de culto,
pero es el contrapop, es decir, lo que el mercado nos está imponiendo para
construir nuestra personalidad e identidad, sea personal como también
colectiva, pero con el sello de "diferente". Lo que hoy se tome como “rarito”
mañana será la norma porque las productoras buscan dólares, lo diferente vende;
en su momento fue el morbo y lo erótico, ahora es lo diferente, y está vendiendo muy
bien. Somos seres humanos, estamos diseñados para ser gregarios, hacernos de
clanes, identificarnos, saber que no estamos solos. Aceptemos que no somos
especiales ni diferentes, estamos respondiendo a lo que nos toca, a nuestra realidad.
No es malo, es parte del juego… pero aceptar este hecho te brinda de ventaja
ante los demás porque observarás los hilos que mueven estas tendencias.
Dedico estas palabras para esas personas que sufrieron
acoso y violencia por defender aquello que les gustaba y hoy en día es la norma.
Escrito por Luis Antonio González Silva (@cuervocaos)
para Palabra Divergente. 12 de diciembre de 2022.
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