Manifiesto del silencio

A una guerrera:

    Cuando nací vine al mundo en una familia humilde, no tuve verdaderas carencias económicas; sin embargo, mi carencia, mi verdadera ausencia, el motivo impresionante que siempre me hizo sentir "incompleta" era llamado ser mujer. Y por años cargué con esa cruz, con la que me hicieron creer que era mi debilidad, la razón de la diferencia y la refriega. Crecí sin darme cuenta de ello. Está tan normalizado tener una lista de:

        I. ¿Quién debíamos ser?

        II. ¿Qué papel estábamos destinadas a cumplir?

        III. ¿Cómo deberíamos comportarnos?

        IV. ¿Cuál era la forma perfecta en qué nuestro cuerpo debía ser?

        V. ¿Cuánto debíamos soportar y callar?

    Y podría continuar enlistando infinitamente. Lo que yo me pregunto es: ¿Qué es lo que espera la maldita sociedad de nosotras?, ¿que seamos unas muñequitas perfectas que estén al servicio, complacencia y dedicación de todos menos de ellas mismas?, ¿un robot que reprima todo lo que siente? O mejor aún y más acercado a la realidad: ¿Ser una mujer vulnerable y tan maleable que crea que cada paliza que recibe y soporta es por amor? Estoy cansada, de ser o intentar ser un ejemplar, un modelo cada día, agotada de callar, de comportarme como "señorita", harta de tener miedo por salir a la calle, por vestir como quiero o simplemente por ser lo que soy, una mujer.

    Recordando lo que dije antes podría poner mi mano el fuego, jurando que es temor lo que nos tienen por ser nada menos que lo que somos, MUJERES, y es por ello qué le han temido a nuestra voz, a nuestra unión, fuerza y valentía. Segura de que nos tacharon y quemaron por brujas por miedo a lo que podíamos, podemos y podremos hacer.

    Dicho todo esto, creo firmemente qué mujer no significa debilidad, obediencia, sumisión o ser apacible y mucho menos es sinónimo de inferioridad. Firmo qué mujer es sinónimo de libertad, fortaleza y sobre todo independencia. Estoy hasta los ovarios de que nos hagan creer lo contrario. Aprende y guarda como más fuerte convicción que "no importa el tono de nuestra voz, siempre les molestará. Así que, a toda voz, a gritos y con toda tu fuerza, nunca más vuelvas a callar".

“No tendrán la comodidad de nuestro silencio nunca más.”