Reflexiones sobre un libro de Pool DunkelBlau
Hace unos días llegó a mi casa el libro <<JUDAS>>, mismo que mi amigo Pool Dunkelblau nos obsequió. Es una novela ganadora en el concurso Letras Confinadas, llevado a cabo por la Secretaría de Cultura de Puebla. La historia narra la vida de un vagabundo que, por azares del destino, llega a vivir o mejor dicho, ¿sobrevivir?, a los Remedios, un pueblo conservador que se encuentra en la periferia de Puebla. Como bien menciona la cuarta de forros, un día cualquiera, Solovino, nombre que el pueblo le había puesto al vagabundo, aparece colgado en la iglesia.
La historia avanza pretendiendo descubrir los motivos que llevaron al vagabundo al suicidio, haciendo una descripción a veces psicológica, a veces moral, a veces estética e incluso teológica a través de una narrativa ágil, fresca y original, siempre concluyendo en un cuestionamiento a la moral cristiana, aquella que, parafraseando a Nietzsche, ha imposibilitado el desarrollo del hombre, al robarle la voluntad.
Pool, a través de los personajes confronta dos interpretaciones de la realidad, mismas que a lo largo de la historia de la filosofía se han contrapuesto: el idealismo y el materialismo. La primera, encarnada principalmente en la religión, que hace de directriz para el pueblo de los Remedios, y la segunda, en la ciencia, representada por un maestro que, por cierto, carga sobre sí todo un aparato burocrático a través de una institución educativa y un sindicato que en lugar de coadyuvar para su buena labor, hace todo lo contrario. En medio se sitúa Solovino, quien navegando <<más allá del bien y el mal>>, toma una trágica salida.
¿Qué relación tiene todo lo anterior con Judas, aquel personaje que a lo largo de la historia ha sido tachado de traidor? La respuesta habrá de entrarla y encararla cada lector, lo único que les puedo asegurar, es que llegaremos a la misma conclusión: Nietzsche tenía razón.
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