En la Edad Media, el ser humano se definía en términos
de la fe religiosa. ─Era un feligrés, un ferviente servidor de Dios y de la
iglesia.
Luego pasó a ser un súbdito. ─Ahora
servidor del Papa, el Rey, la nobleza y de la monarquía.
Después, con las transformaciones sociales, políticas y económicas llegó a ser
un ciudadano. ─Ahora servidores de la industria y de la burguesía.
En los últimos 50 años, nos han robado nuestra “calidad” de ciudadanos y nos
han clasificado como consumidores. ─Estamos al servicio de los productos que nos impone la gran industria transnacional; servimos para comprar, usar y desechar.
Y en los últimos 10 años nos están convirtiendo en usuarios. ─Ahora estamos al
servicio de la postindustria, usadores de servicios. Seguimos siendo consumidores
y, de nombre, ciudadanos.
Sin embargo, hoy en día, cuando se nos nombra no es el saludo de otro Ser Humano
el que recibimos, sino de las opciones que nos da un algoritmo en las redes
sociales o en la contestadora del teléfono.
A estas alturas, las imágenes, conceptos, signos, códigos, lenguaje, que nos
conforman cómo sujetos no tratan de ideas y representaciones sino de una
práctica netamente afectiva que, de una forma cada vez más nociva, moldea
nuestra interacción con los demás y delimita severamente lo que se presenta
cómo posibilidades de una vida humana. Estamos perdiendo la esencia humana, nos
estamos deshumanizando. Nuestra manera de socializar cada día es más cercana a
un algoritmo y no a un ser culturizado. Nuestros lazos afectivos semejan más a
un robot que a una hembra amamantando a sus hijos.
Face Book ha reducido nuestros sentimientos y emociones a seis: Me gusta, me encanta, me importas, me divierte, me asombra, me entristece y me enoja.
La rabia contenida, la impotencia, la violencia desbordada, el temor y el horror que vivimos, el sentimiento afectivo, la envidia, la soberbia, el llanto amargo, etc., quedan contenidos detrás de una pantalla del ordenador.
Un mundo feliz, 1984, Fahrenheit 451. El Ciudadano Kane, Ese mundo loco y distopico ya esta aquí, y no incluyo La Rebelión de la granja, por obvias razones.
¿En que nos estamos transformando? ¿A donde somos llevados? ¿Quién conduce este barco llamado humanidad? ¿Qué podemos hacer para llegar a buen puerto?
2 Comentarios
Me encanta la propuesta de la Palabra Divergente, los textos, autores y temas que abordan poseen la libertad y capacidad de cuestionar el Status Quo, lo cual muy pocas revistas y medios se atreven a hacer. Felicidades por éste y todos los textos escritos sin máscaras ni disfraces. Un abrazo cordial, camaradas.
ResponderEliminarMuchas gracias Macarena, nos da mucho gusto que seas una de nuestras lectoras, nos es muy valioso tu comentario. Saludos.
Eliminar