De nuevo la arrogancia de Domingo Argüelles [enlace]. Las calaveras no tienen una definición académica ni técnica en aspectos literarios, porque nacieron de la necesidad de un pueblo para expresarse.
No nacieron de la academia ni de intelectuales orgánicos. Nacieron como un medio de denuncia y expresión popular que va más allá del entendimiento “intelectual”. Que alguien le diga a ese “escritor” que hay un mundo más abajo, lleno de simbolismos no forzados, mundo que se encuentra más abajo de lo que su cerebro de intelectual da.
Criticar a quienes hacen calaveras sin rítmica ni métrica, es no entender la génesis de esta expresión popular. No niego ni echo por la borda la técnica ni figuras poéticas, pero eso, dejémoslo para los poetas “profesionales”.
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